Según nuestra sociedad ha ido avanzando, el nivel de higiene
de la misma ha aumentado. No solo a nivel de los mayores, sino también de los
más pequeños de la casa.
Antiguamente, cuando
caía un chupete al suelo, se le pasaba un poco de agua y se le volvía a dar al
niño. La mayoría de nosotros fuimos criados así y aquí estamos para
contarlo. Sin embargo, las nuevas generaciones
han convertido el paso del grifo como desinfectante, en diferentes métodos para
esterilizarlo al 99% de cualquier ser que este en un radio de acción de 20
metros.
¿Es en realidad este exceso de higiene beneficioso para
nuestro bebé?
Según un estudio publicado en el Journal of Allergy and
Clinical Immunology de la Universidad
americana Johns Hopkins, la
exposición a la “suciedad” de los más pequeños, podría ser beneficiosa para su
salud.
En este estudio confirmaron que aquellos bebés expuestos a alérgenos
considerados como suciedad, como caspa y pelos animales y a bacterias, desarrollaron menos enfermedades alérgicas
y respiratorias.
El estudio se realizó en niños menores a un año que fueron
seguidos a lo largo del tiempo, constatándose que la exposición normal a estos
elementos reducía la aparición de patologías relacionadas con la alergia.
Hay que destacar que este
efecto sólo se producía si la exposición era antes de que el niño cumpliera el
año de edad. Además, a mayor
exposición, menor riesgo de desarrollo de patologías.
Evidentemente, esto no quiere decir que se tenga que exponer
al bebé expresamente a la suciedad, o lo que sería peor, embadurnarlo con
basura. Pero si nos indica que deberíamos tratar de sacarlos de la burbuja en
la que los metemos
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