¿QUÉ ES LA HIPERTENSIÓN?

Muchas veces oímos aquello de “qué alta tengo la tensión” o “tengo la alta muy alta” y parece que todo el mundo se entiende, pero ¿Cuántos nos hemos parado a buscar qué es?

La tensión arterial es una medida de la fuerza que ejerce la sangre, impulsada por tu corazón, sobre las paredes de tus arterias. Ésta varía en función de la fuerza con que expulse el corazón la sangre y las capacidades para distenderse de nuestras arterias.


Por convención se considera hipertensión arterial a valores de 140/90 mmHg obtenidos de manera repetida y prolongada en el tiempo.


Para entender el concepto podríamos imaginar una manguera, si abrimos el grifo un poco, la podemos aplastar y deformar, pero si lo abrimos al máximo, se vuelve rígida, dura. Éste símil representaría una tensión normal y alta.

La tensión arterial tiene dos componentes generales, la presión arterial sistólica y la diastólica.

La presión sistólica o “la alta” representa la máxima presión que se ejerce sobre nuestras arterias con cada latido, en el momento en que el corazón se contrae y expulsa la sangre.

La presión diastólica o “la baja” representa la presión mínima que se ejerce sobre nuestras arterias, y corresponde al momento antes de que se produzca el siguiente latido.

Diferentes enfermedades pueden provocar el aumento de las dos o de una sola exclusivamente. 

El mantenimiento de una presión arterial alta, provoca que nuestro cuerpo poco a poco vaya sufriendo daños. El peligro radica en que, salvo aumentos agudos de la tensión arterial, la hipertensión arterial no es sintomática en sus inicios y no le damos importancia, ya que siguiendo o no las recomendaciones de nuestro médico, nos encontramos bien.

Esta enfermedad silente debe de ser tomada en serio, ya que los efectos a largo plazo son muy importantes, provocando daño a nivel del corazón (miocardiopatía hipertrófica), a nivel renal (Insuficiencia renal), a nivel ocular y otros muchos órganos.

El principal consejo es la prevención, llevando un estilo de vida saludable, en cualquier caso, si ya es tarde para eso, una dieta sana y ejercicio diario que puede ser en forma de caminatas, puede ayudarte a reducir los niveles de tensión arterial y evitar la toma de fármacos.

En próximas entradas hablaremos más en detalle de sus tipos, niveles y consecuencias, así que estad atentos

¡Si tenéis alguna duda no dudéis en preguntar!

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